domingo, 29 de noviembre de 2015

Oscar Araujo y su León Fanfarrón


Incluido en el estupendo Plan Lector, y publicado por el Fondo Editorial Cultura Peruana, que dirige el poeta Jorge Espinoza Sánchez, acaba de aparecer El león fanfarrón, nuevo texto de Óscar Araujo León (lima, 1951), conocido por sus libros propios: La noche del murciélago (1998), Los ojos de la araña (2004) y La agonía de Nuria (2014); así como por sus estupendas –y polémicas idem para todas las antologías- Como una espada en el aire: Generación Poética del 60 (2000) y Cuentos peruanos. Generación del 80 (2004).


Por Winston Orrillo

Así es: todo el universo rechaza la prepotencia y la 
Injusticia
O.A.L.



Lo primero que hay que advertir es la calidad de la prosa del autor, su dominio de las formas (creación propia en cada libro), Y, asimismo, su capacidad para decodificar, en lo cotidiano, el signo y símbolo de lo trascendente. tal como se advierte en sus obras propias; y la mesura de sus juicios cuando deviene en antólogo.

Además, Araujo es lo que hoy viene a denominarse un generoso promotor cultural, pues no hay actividad en nuestro campo que no merezca unas líneas suyas, para coadyuvar a la difusión del evento, máxime en los momentos que corren en los que la actividad creativa sufre una criminal indiferencia por los medios masivos de incomunicación. Claro, si exceptuamos a las mafias y argollas que todos conocemos, y a la difusión de los mismos nombres que adoban los suplementos inculturales, e integran las delegaciones de viajeros a eventos internacionales, en representación del Perú, cuando ellos no representan sino a sus pandillas de escribidores, muchos de ellos, por cierto, que cuentan con el padrinazgo de algún capitoste excesivamente conocido.

Pero vayamos al estrambótico león, leit motiv de este cuento para niños y jóvenes (aunque nosotros extendemos su proyección, pues quién puede atreverse a decir que El principito es literatura solo para niños y/o jóvenes…).

En efecto, El león fanfarrón, de nuestro autor, es un paradigma de personajes realmente existentes, ahítos de prepotencia, y poseedores de una megalomanía y narcisismo que, inevitablemente, nos llevan a la imagen de un repudiado y anómico “político” peruano que osa candidatear a la Primera Magistratura (por 3ª vez). (Al que le caiga el guante, que se lo chante).

Como no puede ser de otro modo, el texto se presta para hondas reflexiones pedagógicas que motivan la discusión entre los educandos, porque precisamente los libros del Plan lector demandan análisis crítico e interpretativo, amén de incentivar la creatividad de los lectores, además, por supuesto, de una precisa ayuda en el vocabulario..

El relato es, pues,  una apología de la justicia que debe reinar en el universo, allende los parásitos que, asimismo, lo inundan.

Araujo León, igualmente, hace uso, como no podía ser de otro modo, en una obra del arte de la palabra, de metáforas, analogías, símiles, como cuando describe una escena en el campo “mientras que múltiples rugidos y bramidos agitaban la cabellera de los árboles”.

Y esta otra, entre varias más: “A punto de precipitarse por el barranco de la desesperación final, el León recodó que tanto el Leopardo como la Pantera, una noche de sangrienta orgía le habían susurrado al oído…”

El epílogo de las vicisitudes de este abusador –en primer lugar de su familia, como es casi siempre ad usum- es que lo vivido le permitió comprender que “era él el que había cambiado”.

Solo nos queda desearle a nuestro autor, más frutos de su talento en este género en el que, por otro lado, abundan los fraudes y las mediocres publicaciones que vemos a menudo en librerías y editoriales no tan desconocidas.

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