miércoles, 16 de diciembre de 2015

Gladys Basagoitia es la "Mujer Eros"




Por Winston Orrillo

Eternizar los instantes
cuando juntos miramos
        una gota de agua

Unámonos totales
sin vacilación
llévame a la cumbre
 
G.B.


Si bien el amor es un componente sine qua non de la poesía de Gladys Basagoitia Dazza, poeta peruana residente en la tierra del Dante –y bilingüe, como que traduce ella misma sus encendidos versos- en el presente breve volumen, que le ha publicado el Centro de la Mujer Flora 

Tristán, este sentimiento inabarcable, llega a convertirse en un leitmotiv.

Y nos conduce a las vicisitudes de una vida de pareja, con todas sus anfractuosidades y con elementos cardinales como el tiempo, la pura pasión y, a su vez, el desengaño o el ultra engaño, el necesario discurrir de tumbo en tumbo, en el afán de hacer “eterno” lo aleatorio y, a veces, circunstancial.

Lo leemos en los epígrafes  y en numerosas instancias donde ella convoca a la naturaleza entera para las analogías, las deslumbrantes metáforas, como en “Caballero incensurable”, que arranca con una poetización de máxima originalidad:

   “No sabría aceptar tus palabras/ demasiado vestidas/ tus caricias solo técnicamente justas/ no podría acallar/ mi pequeña bestia pura y libre/ 

mi raíz juguetona y salvaje/ esa otra yo que no comprendes// no hablo/ del caballo feroz que atraviesa/mis sueños/ porque dentro de tus muros/ 

sus cascos musicales/ harían estallar/ la tela finísima de tus tímpanos// y no existen misterios/ estamos repitiendo en pequeño/ el paso audaz de las hormigas.


Todo, pues, menos una mano poética inexperta. Más bien, la maestría en el uso del lenguaje figurado nos lo dice: la autora está en su plenitud, y 

su obra ininterrumpida, merece la difusión que le da este volumen  editado el Centro de la Mujer Flora Tristán, a una poeta –lo repetimos-que persiste en entregarnos, sin mayor eco por la distancia de su residencia, una obra lírica impecable y de una continuidad paradigmática.

Podríamos, aun, abundar en más transcripciones, pero nos basta decir que crece nuestra admiración ante la sabia solución que da a un tema tan difícil como el desamor, verbi gratia en el estupendo texto que adjuntamos, y que lo único que desea es llamar la atención sobre Gladys y su obra entrañable:

“IX/ Hemos dormido juntos/ con diferentes sueños/ se volteó la página/ terminó el capitulo// te sorprenderás alguna vez/ usando mis palabras/mis gestos.”

Ganadora de varios premios de poesía, en nuestro país ha publicado La zarza ardiendo (1964), Peces ebrios (1969). En EE.UU. Otra vez sobre el viento (1967). Y, en Italia, L ínfinito amore (1986) Donna eros (1992) Selva invisible (1997). Asimismo, en narrativa, Ir sorriso del fiume (1995).

Y mientras esto se escribe ya hemos visto algunos títulos próximos a aparecer. En resumen, una profesional de la lírica, de las que, por cierto, no abundan.

Es significativa esa suerte de epígrafe general, con el que se inicia el volumen. Transcribámoslo: “a quien sueña/y se empeña en vivir/ sus sueños

Gladys, sueña y nos comunica, a través de sus fúlgidos poemas, esta condición onírica, sine qua non, para el arte de todos los tiempos.

1 comentario:

  1. Hondas palabras del colega y compañero Winston Orrillo sobre la poesía de la querida amiga Gladys Basagoitia. Congratulaciones a ambos. Y que los sueños sean la eternidad anhelada.

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