sábado, 8 de agosto de 2015

Winston Orrillo, 50 años de poesía


Por Diario UNO el julio 20, 2015  

En 1965 ganó el II Concurso “El Poeta Joven del Perú”. Miles de versos después, nos recibe en su departamento en La Calera bien enchompado. Este invierno llegó tan tarde que ya nadie lo esperaba.“Este es un frío aprista, traicionero”, bromea. Acaba de publicar “Poemas desconcertados” y sabe que sus lectores no han nacido todavía.


Las fotografías que ilustran las portadas de sus últimos libros, y de “Poemas desconcertados” son composiciones fotográficas de su hijo José Carlos Orrillo. Puede encontrar el libro en las principales librerías y en la Feria Internacional del Libro de Lima.

Su gata, Benita, se aleja al verme entrar a la casa. Winston Orrillo es probablemente el único poeta que ha publicado libros completos para sus gatos. El primero para León y el último para ella, que me mira temerosa debajo de la silla en la cual el escritor estaba trabajando antes de que lo interrumpiera. “Estoy haciendo una nueva antología”, me dice. Acaba de dejar su labor de profesor en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y gracias a eso se dedica a tiempo completo a hacer poesía y preparar sus nuevas antologías.

“Javier Heraud dijo que la poesía es un trabajo de alfarero. Después de escribir un poema, uno lo edita muchas veces. Ahora, que estoy haciendo las antologías, sigo editando poemas de hace decenas de años. Un poema nunca está terminado”.

Acaba de publicar “Poemas desconcertados”, una recopilación de versos de toda su carrera que giran en torno a dos ejes fundamentales: la justicia social y el amor.

Ambos, explica el vate, nacen de lo mismo. El amor es posiblemente la mejor razón para estar vivo, y la búsqueda de la justicia social es una forma de amar a la sociedad, de ocuparse de ella.

“La división entre la poesía social y la poesía que habla de amor es una falacia. Neruda es un gran poeta del amor y es un gran poeta político, lo mismo sucede con Nicolás Guillén y con innumerables casos. Los poetas puros son un poco sospechosos”.

El título de su nuevo libro, a pesar de estar muy bien puesto, no sugiere otra característica de la poesía de Orrillo: el humor.

“El humor es algo innato, es una forma de crear un anticlímax, para que la poesía no sea demasiado llorona, acongojada o telenovelesca. El humor es excelente. Además, cuando hablamos de amor, su impacto puede ser muy significativo”.

Winston sabe que es un escritor poco conocido. “Aquí, ser de izquierda hace que a uno lo veten de los circuitos más grandes”, dice con tranquilidad. Nunca le preocupa.

Las anteojeras que tienen las argollas de ahora, cuenta, no van a desaparecer. “En todas las épocas han existido. Así ha sido siempre. Por ahora tengo pocos lectores, pero son buenos, la mayoría todavía no ha nacido”, dice con seguridad Winston y le creemos.


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